Hace ya meses que no escribo en
el blog, así que tendré que intentar resumir lo que ha ocurrido, que no es
poco. Desde septiembre hasta ahora han pasado muchas cosas, como por ejemplo:
he tenido un okupa, me he bañado en un lago, he vuelto a cambiarme de piso, he
ido al Oktoberfest y, lo más importante, he conseguido por fin un trabajo.
Lo del empleo ha sido el fruto de unos 200 currículums enviados, y dos entrevistas realizadas.
Por cierto, que desde el 29 de agosto estoy esperando la respuesta que el
arquitecto de mi primera entrevista me dijo que me daría en dos semanas. Que le
den.
Mi nuevo estudio está muy bien,
unos 18 arquitectos, obras grandes, clientes importantes como BMW y una coqueta
oficina situada en una vivienda unifamiliar cerca del Nymphemburg. He tenido
que aprender ( y sigo todavía ) a manejar un nuevo programa de dibujo, y
adaptarme a un montón de cosas a las que no estaba acostumbrado. Por ejemplo,
el horario; el nuestro es flexible, y en condiciones normales puedes entrar y
salir cuando quieras siempre que al final del mes te salgan las cuentas con las
horas. La jornada es continua, y a veces los días se hacen un poco largos,
aunque si entras temprano y sales a las 17, te parece mentira salir tan pronto
del trabajo. También almorzamos aquí, aunque no hay mucho problema porque en el
estudio tenemos una cocina totalmente equipada y tan grande como el piso en el
que vivo.
Por otro lado, la mayoría de la
gente va a su bola, y la distancia que se marca entre compañeros de trabajo es
mayor que en España, o eso me parece a mí. Aquí es más difícil que un compañero
de trabajo pueda llegar a hacer amistad con otro; existe una relación
profesional y se acabó lo que se daba. Además hay algunas personas que necesitan,
en mi opinión, un poco más de fibra o all-bran en su dieta, porque esos
caretos, quiero pensar que es porque no cagan, en lugar de porque son así de
ariscos por naturaleza. Es extraño ofrecer algo y que la otra persona te diga
que no y no te dé las gracias después, y muchas cosas de ese tipo. En algunas ocasiones pueden ser bastante maleducados. En honor a la verdad, también hay que decir que también topo a menudo con gente extremadamente amable y siempre dispuestos a ayudar. Quiero pensar que son la mayoría.
El modo de operar de los
arquitectos en Alemania es bastante distinto al español, y cada día aprendo
cosas nuevas sobre el proceso de la construcción y la redacción de proyectos.
Además he tenido que hacer cosas que me han puesto de los nervios, como contestar
un par de veces al teléfono, con la dificultad que eso supone para mí. Esta
semana, aunque corta en duración por la fiesta del viernes, se me va a hacer
eterna porque lunes y martes tengo sendas reuniones que deberé afrontar en
solitario, sin el compañero alemán con el que formo equipo, ya que éste se va de
vacaciones. No es fácil entenderse con todo el mundo, porque muchos no se ponen
en tu lugar, y te miran como diciendo: “si no dominas el alemán no es mi
problema”.
Dicen que los españoles no somos
productivos, que tenemos muchos puentes y tal, pero en mi primera semana aquí
el jueves 3, que es el Día de la Unidad Alemana, tuvimos fiesta, y el viernes, no vino ni el tato a trabajar, así
que ya me dirán.
También estoy asistiendo a otro
curso de alemán del nivel B2 en la Volkshochschule, aunque de menos horas que
los otros. Es bastante agotador salir de trabajar y tener que irte al curso de
18 a 21h, algunas veces sin pausa para descansar en las tres horas. Llegas a
casa sobre las diez de la noche para irte a la cama rápidamente y dormirte para volver a trabajar al día siguiente.
Es curioso descubrir cosas sobre
el idioma alemán, porque sirve para conocer un poco más a esta gente. Por
ejemplo, la palabra “felicidad” y la palabra “suerte” es la misma: Glück. Novio
o amigo se dice también de la misma forma, “Freund”, y le tienes que añadir la
coletilla “von mir”, si nos referimos exclusivamente a la amistad. Muchas veces los
significados vienen dados por el contexto y es un poco difícil distinguir unos
de otros.
En cuanto a trámites burocráticos,
la cosa tiene miga. Te tienes que dar de alta en la mutua privada de salud,
obtener el número para los impuestos, abrirte una cuenta en el banco ( si no
tienes trabajo no puedes hacerlo, normalmente ) y asuntos varios, cada uno con
sus complicaciones. Como normalmente a mí no me salen las cosas a la primera,
después de darme de alta en la mutua por internet, y esperar tres semanas a ver
si me mandaban los papeles, tuve que ir en persona y me dijeron que no sabían
que había pasado con mi inscripción, por lo que tuve que hacerla de nuevo. Sé
que no fue cosa del idioma porque mi compañera de piso alemana me ayudó y me
dijo que todo estaba bien. Por otro lado, hace un mes que saqué la cuenta del
banco y no me han mandado todavía ni la tarjeta ni nada, así que tendré que
volver a pasarme por allí a ver qué pasa. Hay que ver qué difícil es que salgan
las cosas como deben.
También me he inscrito en la
Stadtsbibliothek, la biblioteca municipal, con sedes por toda la ciudad. Allí
suelo sacar películas para verlas durante la semana. Al contrario que en
España, no es gratis, sino que cuesta 20 € al año, y si te retrasas al devolver
algo, lo pagas con dinero, no con días de suspensión. Qué tíos.
En fin, tarde de domingo, que siempre uno la sensación que es más un pre-lunes, ya que no hacemos más que pensar en la nueva semana que comienza.
Ánimo y al toro, que sólo quedan cinco días para el viernes.