Por fin estoy instalado en mi nuevo
piso, en la antigua villa olímpica de Múnich 72. Me ha dado un poco de penita
irme del otro, porque estaba en pleno centro de la ciudad, y también por mi compañero,
con el que he pasado un mes bastante bueno, pero en fin, después de todo, sólo
son nueve paradas de metro.
En dos meses que llevo aquí me he
mudado una vez de ciudad, de Göttingen a Múnich, y otra de piso, desde el de
Sendlinger Tor hasta este en Olimpiapark. Otra gente que vive aquí también se
muda cada cierto tiempo, lo que ha provocado que, en cierto modo, haya “profesionales”
de las mudanzas. Obviando, claro está, a las empresas especializadas en la
materia. No me extrañaría que la hicieran un deporte olímpico, dada la
frecuencia con que por estas tierras se cambia de domicilio. Ahí seguro que
Alemania nos ganaba fijo.
Reconozco que ésta fue menos
traumática que la última, aunque es cierto que cada vez que iban pasando los
días y me daba cuenta de que se iba acercando el momento, me entraba un
canguelo considerable. Al final, sólo fueron dos viajes en metro cargado de
maletas y bolsas los que necesité para trasladar todos mis enseres desde una
vivienda hasta la otra
.
Mi nuevo piso está bastante bien, se
accede directamente desde la calle, sin portal previo, ya que esta zona es toda
peatonal y no pasan coches. Consta de un saloncito, con la cocina integrada, un
baño y se acabó. Pequeño, pero está bastante bien. El dueño es un chaval
bastante simpático, aunque un pelín maniático de la limpieza. Yo creo que esa
criatura no va a conciliar el sueño hasta que no vuelva de sus vacaciones y
compruebe cómo le he dejado su casita. Está todo amueblado de IKEA y, como
digo, es bastante acogedor, luminoso, y, para mí solo más que suficiente.
Por otro lado, estoy asistiendo a un
curso intensivo de alemán en la Volkshochschule, de un mes de duración en el que damos unas
16 horas semanales de clase. Aquí también hay gente de todas partes aunque
también hay dos españolas, no como en el Goethe que no había ningún
compatriota.
En fin, aquí, como en España, la
actividad en agosto también va a medio gas, así que habrá que pasar este mes
como se pueda, aguantando calor igual que en España y yendo a clase, por cierto
con un horario demencial: de 14 a 17,15h, con lo que la tostada que me cae
tanto al entrar como al salir es considerable.
En fin, espero que todo el mundo pase
unas felices vacaciones y un no demasiado caluroso mes de agosto.
Cuando he leído lo del horario demencial, pensaba que lo decías por la siesta. Me recuerda a mi primer curso de Arquitectura. FI a 15... :S. G.
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