Después de 15 días actualizo el blog,
ya desde la capital de Baviera.
Nada más llegar ya percibí la gran diferencia
que existe entre una ciudad pequeña como Göttingen y una gran capital como
Múnich. Antes podía ir a todas partes andando, cosa que ahora se antoja
imposible. La vida aquí se desarrolla a un ritmo diferente, lo que se palpa
simplemente dando una vuelta por la calle.
Lo primero que me encontré cuando
llegué al piso es que en mi calle estaban rodando una película, cosa que me
llamó mucho la atención.
La primera semana de actividad ha
sido un pelín estresante, porque he tenido que resolver unos cuantos trámites.
Me he apuntado a otro curso intensivo de alemán en la Volkshochschule, y además
he comprado un móvil libre y una tarjeta prepago de ALDI. Cuando veo las
tarifas de móvil e internet que hay aquí corroboro que en España nos timan por
todas partes. Por cierto que el teléfono es un dinosaurio que no tiene ni
cámara, ni pantalla táctil, ni ná de ná.
Por otro lado, he estado entregando
currículums en mano en distintos estudios de arquitectura y también he mandado
unos cuantos por internet. De todas formas, por mi compañero de piso y alguna
experiencia mía me he dado cuenta de que aquí también hay impresentables en
nuestro gremio, de modo que poco a poco se nos van cayendo los mitos con
respecto a la seriedad alemana. Quizá sea sólo cosa del sector de los estudios de arquitectura, pero ya
lo iremos descubriendo.
También me he dedicado a buscar pisos
por internet, y en teoría tengo uno apalabrado en el estadio olímpico para
agosto y hasta mediados de septiembre. De momento no quiero compromisos largos
y de todas formas es difícil que sin un contrato laboral te permitan estar en
un piso por tiempo indefinido.
El sábado, es decir ayer, fue un buen
día. Había una fiesta local y por algunos sitios del centro había escenarios y
puestos. Lo primero que hice fue visitar la librería española de Múnich, que
tiene muchos más libros en nuestro idioma que cualquiera de las grandes cadenas
de librerías que hay aquí.
Después tiré para el Englischer
Garten, un gigantesco parque donde los muniqueses se escapan cada vez que ven
caer un rayito de sol. En él está la Chinesischer Turm, debajo de la cual, cómo
no, hay un gran Biergarten. En él me tomé mi primera birra desde que estoy en
esta ciudad, una jarra de un litro que no se la saltaba un galgo. El primer
medio litro entró con facilidad, y el segundo costó un poco más, aunque me
había traído comida para echarle algo al estómago además de cerveza.
Mientras la priva tenía lugar, una
charanga que estaba en uno de los pisos de la torre tocaba Volksmusik o música
tradicional bávara. Me acordé en ese momento de Los Templaos de Dos Torres, que
probablemente no tienen nada que envidiarles.
Después me dirigí hacia el centro y
encontré el escenario del Marienhof, y tuve la oportunidad de tumbarme en el césped
con una birra ( otra, pero más pequeña ) escuchando “knocking on heaven´s door”.
Cuando este grupo se fue, entró un grupo de jazz que también fue bastante
entretenido.
Estas son fotos de la Odeonsplatz con la Feldherrnhalle ( el salón de los mariscales ) al fondo. Este fin de semana hay conciertos de música clásica y ópera al aire libre. El viernes tuve la oportunidad de oírlos ensayar en este mismo sitio y fue una gozada.
Después de un alto en casa, volví al
Marienhof para ver un concierto de country y rematé la faena visitando por
primera vez desde que estoy aquí la famosa Hofbräuhaus. Abajo pueden ver la Marienplatz y el Neues Rathaus, el corazón del centro de Múnich.
Como notas curiosas señalaré que los
alemanes se ahorran el gimnasio, ya que con lo que pesa una jarra de cerveza de
un litro llena, y teniendo en cuenta que veo gente coger cuatro en una sola
mano sin pestañear, qué quieren que les diga, los brazos de esta gente son XXL.
Por cierto, si piensan que las jarracas de cerveza se las toman sólo enormes
Helgas entraditas en carnes y grandes como armarios de tres puertas están
equivocados; perfectamente se pueden encontrar a damiselas y mademoiselles de
estrechas cinturitas meterse litros de cerveza entre pecho y espalda sin
problema alguno.
Por whatsapp y demás medios me han hecho la recurrente pregunta de cómo está por aquí el asunto femenino.
Yo, por mi parte, tengo que reconocer que he conocido a dos señoritas desde que
estoy aquí, que de hecho son parientes, son las hermanas Bosch: la lavadora y
la plancha, con las que tengo una relación de amor-odio, y de las que no creo
que me vaya a volver a librar. En cualquier caso, veremos lo que me deparan las
semanas que vienen…
Me alegro de que ya hayas aterrizado en Múnich. ¿Qué tal fue la experiencia musical con tus compañeros?
ResponderEliminarLe he escrito a la persona que te dije que conocía allí para presentarte. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en acercarte por allí.
En cuanto a las hermanas que has conocido, no les dediques mucho tiempo, con un ratillo a la semana es más que suficiente.
Un abrazo!
Muchas gracias Gema, por lo de la gente que conoces aquí.
ResponderEliminarLo del tema musical al final no tuvo lugar, pero hubiera sido interesante ver lo que ponían mis compañeros.
No te preocupes, que a doña lavadora y doña plancha sólo voy a dedicarles unos minutos este fin de semana :)
¡Un beso!
Mucho ánimo en Munich. Un abrazo Rafalín
ResponderEliminar¡Gracias Antonio!
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