Ayer fue uno de
mis mejores días, si no el mejor, de los que llevo en el Goethe Institut. Estos organizaron una excursión a Eisenach, ciudad conocida ( bueno,
es un decir ) por ser la patria chica de Johann Sebastian Bach.
Como todo
trasdós tiene un intradós, la otra cara de la moneda ha sido tener que
levantarse a las siete de la mañana un sábado, aunque el sol que entra por mi
ventana carente de persianas desde las cinco y media ha sido de gran ayuda para
espabilarme. Habíamos quedado enfrente de la Bahnhof, useasé, la estación de
ferrocarril, a las 8,20 de la mañana.
Lo peor de todo
ha sido que hemos cogido un autobús, nos hemos bajado en un pueblo llamado
Heiligestadt, hemos cogido un tren, nos hemos bajado en Gotha, donde hemos
cogido otro tren que nos llevó hasta un Bus, que a su vez nos llevó hasta el
castillo de Wartburg. Cambiamos tantas veces de vehículo que estuve a punto de
subirme a un cochecito de niño que vi nada más bajarme del autocar.
Durante el
trayecto en Bus, tuve la oportunidad de aportar mi granito de arena,
modestamente, a la lengua de Schiller y Goethe. Scheisse es la palabra en
alemán para decir “mierda”. Pues bien, después de buscar la tercera palabra en
alemán en mi diccionario de bolsillo sin que viniera en éste y que mi compañero
de asiento se partiera el ojete, acuñé el superlativo “Am Scheissesten”,
referido a dicho diccionario y que ya se pueden imaginar lo que es. ( ejemplo:
schnell significa rápido, el comparativo es schneller, y el superlativo am
schnellersten, es decir, el más rápido; con eso ya se pueden hacer una idea ). Huelga
decir que después aplicamos durante todo el viaje ese concepto a todo lo que se
meneaba.
Para llegar, fue
necesario que subiéramos la escalera más larga del mundo, y probablemente la
más limpia, porque todo el mundo la sube con la lengua fuera. Por supuesto, yo
no fui menos.
El castillo de
Wartburg, en Eisenach, se encuentra en el estado federado de Turingia, y es
Patrimonio de la Humanidad desde 1.999. Por desgracia, y al igual que me ha
pasado con el centro de Göttingen, está en obras y al llegar nos topamos con un
montón de andamios, pero dio igual porque hay sitios fantásticos para hacer
fotos. Es un lugar muy importante en la historia de la unidad alemana y, por
ejemplo, un concurso de trovadores que se celebró aquí en la Edad Media es uno
de los elementos que utiliza Richard Wagner en el argumento de su ópera Tanhäuser.
Cuando entramos,
nos encontramos con el típico castillo medieval, que me recordó al “Castillo
del Rey Loco”, en Neuschwanstein, en Baviera, famoso por haber inspirado a Walt
Disney el castillo de la Bella Durmiente en Disneylandia. Penetrando por el
complejo llegamos a un gran patio y me empezaron a entrar sudores cuando vi a
gente caminando por una escalera exterior hasta lo alto de una torre. Nunca se
acuerda uno de que tiene vértigo hasta que está en una situación como esta.
Hicimos un tour
con un guía alemán, que no tuvo piedad y no habló un poquito más despacio para
que pudiéramos entenderle mejor. Por este motivo sólo me enteré de cosas
sueltas, como que este castillo fue el escenario donde se rodó una película más
o menos reciente: “Lutero”, con Joseph Fiennes. El motivo es que éste ( Lutero,
no Joseph Fiennes ) pasó unos meses en el castillo, lo que ya no les puedo
decir es qué puñetas hizo durante ese tiempo porque no me enteré de un
pimiento. Les enseño unas fotos de su alojamiento privado:
Por otro lado, sí entendí un comentario que hizo respecto a que la sala donde se representaban las óperas de Wagner en Neuschwanstein, del que he hablado antes, era una copia del que tenían ellos en Wartburg, dicho esto con una pizca de retintín.
Y así acabó la visita al castillo, en mi próximo post hablaré de lo siguiente que nos deparó el día....
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