martes, 18 de junio de 2013

Viaje a Eisenach ( 2ª parte )

En este post prosigo el relato de mi viaje a Eisenach, partiendo desde que acabamos la visita al museo; después de la cual almorzamos en el propio castillo, en un bar que pueden ver en la parte derecha de la foto.
.
La comida fue un plato típico de Turingia, dos bolas enormes de patata con una carne en una especie de… bueno, no lo sé, pero yo me lo comí y estaba bueno. La comida además fue muy divertida, porque estuve acompañado de un chico y una chica de Estados Unidos y un iraní, gente bastante simpática y echamos muy buen rato. Por cierto que me entraron ganas de comentarle al iraní cosas sobre el “celebrities” de Muchachada Nui de Ahmadineyad, pero claro, me pareció un poco fuerte decirle algo así como: “Oye, unos manchegos cachondos han hecho un vídeo descojonándose del presidente de tu país, ¿qué te parece?  ¿A qué es gracioso?  
Tuvimos la oportunidad de bajar la comida yendo a patita hasta el centro de la ciudad, bajando por la escalera sin fin y atravesando un bosque. Cuando llegamos a la plaza de la foto, ya tenía las bolas de patata en el tobillo. Con el cachondeo, por el camino empezamos a inventarnos palabras mezclando el alemán con el inglés, por ejemplo, como no sabíamos cómo se dice en alemán subir escaleras, hicimos una mezcla y nos salió up gehen ( gehen es el verbo ir en alemán ). Para bajar creamos down gehen, y nuestra acompañante, profesora del Goethe, se rió bastante con eso.


Hicimos una visita a esta iglesia, en la que según dicen predicó Lutero, y en la que hay en la puerta una estatua del omnipresente JS Bach. Una de las chicas del equipo del Goethe que vino con nosotros estaba explicándole en inglés a un compañero cosas sobre la iglesia, comparando a las protestantes con las católicas, que si éstas están muy decoradas y las protestantes no, que si patatín que si patatán, etc. Yo le hice el comentario de que las protestantes es cierto que son más sobrias que las nuestras católicas, y le dije que también eran más baratas, por lo que se sorprendió un poco y le hizo gracia, aunque me dio la razón. Si es que los alemanes tienen la austeridad en la sangre ( también le iba a decir que arderían en el infierno por herejes, pero como los billetes de tren para volver los tenía ella omití ese pequeño comentario ).



Como curiosidad, en la plaza había una sucursal del Banco Santander. Después de ésto no me sorprendí ayer cuando dando una vuelta me encontré otra aquí en Göttingen.

Caminando por las calles nos topamos con la que dicen que es la casa más pequeña de Alemania. Mide dos metros de fachada por diez de largo, y parece de juguete comparada con las de al lado.

La última visita que hicimos fue ver la casa-museo de Bach, o Bachhaus. Como se ve en las fotos, es la casa original junto con una extensión moderna que sirve para ampliar el museo. Observamos que la arquitectura antigua ( en realidad no lo es, la casa quedó prácticamente destruida por un bombardeo, pero el militar estadounidense que liberó Eisenach ordenó rehabilitarla lo antes posible ) y la moderna se mezclan sin ningún complejo.





La visita al museo fue rapidísima porque teníamos que coger el tren ( el primero de ellos ) de vuelta, así que la visita fue visto y no visto. Lo que sí tuvimos la oportunidad es de escuchar a un fulano tocando instrumentos de la época de Bach en una sala dedicada a esto.
Había multitud de instrumentos antiguos, libros etc. Me llamó la atención que un compañero yanqui le hizo una foto a la cocina de Bach. Yo empecé a descojonarme y le dije en un lamentable alemán: “Con todos los instrumentos, partituras y cosas musicales de Bach que hay aquí, ¿la única foto que vas a echar en el museo va a ser de la cocina?” Mi colega estuvo riéndose cinco minutos, me imagino que pensando:  ”hostias, es verdad ( traducción simultánea del inglés )”. Lo cierto es que no le vi volver a sacar la cámara.
Después nos fuimos volando para la estación, que después de casi ni haber visto el museo y correr pensando que llegábamos tarde, al final llegamos los primeros. Fue gracioso ver como con el estrés de perder el tren los americanos con los que iba dejaron de hablar en alemán como habían hecho durante todo el día y empezaron a hablar en inglés ( por supuesto soltando improperios que no reproduciré en esta tribuna ).
Finalmente, volvimos a repetir el mismo proceso de transbordos que a la ida y llegamos sanos, salvos y molidos a Göttingen, nuestro punto de partida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario